La creciente demanda del cobre y su futuro

El cobre es un metal estratégico para múltiples mercados por su excelente conductividad eléctrica. Asimismo, resulta vital para la transición a energías sostenibles que permitan migrar nuestra matriz energética hacia fuentes más verdes y limpias. Sin embargo, las proyecciones con respecto al incremento de la población en los próximos años, y de la mano con ello, el aumento en la demanda de energía, nos hacen preguntarnos si debiéramos empezar desde ya un proceso de anticipación y de adaptación estratégica a lo que nos impactará en el corto y mediano plazo.

Y es que la evolución en la demanda del cobre fino ha sido exponencial; pasando de 9 millones de toneladas en 1995 a 24 millones de toneladas al día de hoy. Y se espera que la demanda para 2030 sea equivalente a 30 millones. Ello, como mencionaba, producto del crecimiento de la población y, por ende, de su mayor demanda energética, la cual se calcula incremente en 20 % para el mismo año.   

Por otra parte, según el informe 2021 de Bank of America sobre materias primas, la crisis del Covid-19 cambió diversos patrones de consumo e intensificó tendencias que han beneficiado a muchos metales y materias primas, entre las que destaca el cobre. El cual vivió un rally casi sin precedentes. Su revalorización alcanzó el 25 % frente a 2020, es decir, los US$ 10.000 por tonelada a mediados del año pasado, valor que se ha mantenido en lo que va de 2022.

Esto puso en estado de alerta a muchas industrias, y mucho más al segmento de electrificación, que tiene entre sus materiales más preciados al cobre.

El impacto de estos hechos en el desarrollo de proyectos de energías renovables no convencionales es crítico, ya que dependen del cobre, así como de otros materiales para que sean posibles. Es más, no solo el segmento de energías renovables es uno de los segmentos cuya evolución demandará más de este mineral, sino también el de la electromovilidad, para el cual, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, los vehículos eléctricos pasarían de representar alrededor del 5% de las ventas anuales mundiales de automóviles en el 2020, a más del 60% en 2030. Y esta data es sumamente relevante, considerando que este tipo de vehículos demandan de dos a tres veces más cobre que uno a gasolina. En Latinoamérica, el panorama no es distinto y es que de acuerdo a Statista Mobility Market Outlook publicado en enero del 2022, cada año sigue creciendo la presencia de autos eléctricos; siendo Mexico el país que encabezó las ventas de vehículos eléctricos en el 2021 con 4500 unidades, superando ligeramente a Brasil. Para el 2026 se estima que Mexico, Brasil, Colombia y Chile sean los países que lideren la venta de vehículos eléctricos en la región.

Así las cosas, desde el Grupo Nexans ya estamos trabajando de manera anticipada para dar frente a estas proyecciones y futuro panorama de tan preciado mineral. Estamos trabajando en el reciclaje de cobre, junto con nuestros clientes, impulsando proyectos de economía circular. Este tipo de proyectos que fomentamos desde nuestros sites en Perú y Chile, nos han permitido recuperar el cobre presente en los excedentes de cable de nuestros clientes y propios, así previa separación del cobre del resto de elementos, se funde nuevamente dicho mineral y obtenemos cobre de alta calidad que reinsertamos en nuestro proceso de producción para la producción de nuevos cables.  

Desde la región andina trabajamos para electrificar el futuro de una manera sostenible, segura, descarbonizada, renovable y, sobre todo, accesible para todos.